martes, 5 de mayo de 2020

Prevención de la inmovilidad y caídas en el anciano.


HOLAAAA LECTORES¡ Mi abuelo Ángel empieza a hacerse mayor, por lo que explicare todas las medidas de prevención y ayudas para la tercera edad para que se mantenga sano y en forma. Se lo iré explicando en varias entras, en esta voy a hablar sobre las medidas de prevención ante la inmovilidad y las caídas.
Prevención del síndrome de inmovilidad.
Primaria
La mejor medida preventiva es mantener el grado de movilidad. Diversos estudios coinciden que el ejercicio físico es el principal factor para prevenir la inmovilidad.
Los beneficios del ejercicio físico no disminuyen con la edad. Pero mejora la fuerza muscular y, por tanto, mejora la deambulación, incrementa la masa ósea, mejora la hiperglicemia retrasando el inicio de tratamiento con insulina, disminuye los niveles de triglicéridos en sangre y aumenta el colesterol HDL (lipoproteínas de alta densidad). Disminuye la ansiedad y los síntomas depresivos. A nivel cardiovascular disminuye la respuesta hipertensiva y mejora la capacidad de reserva cardiaca y la extracción de oxígeno de tejidos periféricos.
En ancianos enfermos el ejercicio se ajustará según la patología y la severidad de la misma.
Para ancianos frágiles están recomendados ejercicios de baja intensidad y aeróbicos. En ancianos hospitalizados o institucionalizados es fundamental potenciar la realización de actividades fuera de la habitación y de acuerdo a sus posibilidades.
La aparición de dolor, disnea, inestabilidad o mareo es indicación de suspenderlo. Se recomienda iniciarlo dos o tres días a la semana hasta llegar a cinco.
En ancianos sanos se diferencian dos grupos: < 75 años: ejercicios de moderada a alta intensidad aeróbicos y de resistencia; y en > de 75 años ejercicios de moderado esfuerzo o de fortalecimiento.
En ancianos entrenados se pueden realizar ejercicios aeróbicos de alta intensidad.
Ejercicio físico
— Los ejercicios de potencia o fuerza muscular se realizan con la musculatura extensora de extremidades superiores, desde atrás hacia delante
y sin separar los brazos lateralmente. Se realizan con ayuda de pesas y poleas, uso de escaleras y escalones.
— Los ejercicios de resistencia aumentan de forma importante la fuerza y la masa muscular, siendo bien tolerados por las personas mayores frágiles e independientes. Son ejemplos la marcha, caminar ligero, ciclismo o natación. Forman parte de muchos programas de rehabilitación cardiaca.
— Los ejercicios de flexibilidad incluyen los estiramientos musculares y pueden realizarse de
forma activa o pasiva.
— Los ejercicios de mantenimiento mejoran el gasto cardiaco aumentando el volumen de bombeo, aumentan la fracción de eyección y volumen diastólico final, así como disminuyen la
frecuencia cardiaca. Ejemplos son subir cuestas, escalera y peldaños, ir en bicicleta o nadar.
— Los ejercicios de equilibrio pueden reducir el número de caídas. Dentro de los mismos se incluye el taichi y el baile.
 Prevención secundaria
Una vez instaurada la inmovilidad es muy importante la detección precoz. Para muchos ancianos
este deterioro funcional supone el inicio de la fragilidad. La presentación del síndrome de inmovilidad puede ser variable, encontrando casos agudos o insidiosos.
Una vez detectada la clínica se puede incluir una serie de adaptaciones del entorno que favorezcan los desplazamientos y estimulen el mantenimiento de la autonomía. Dentro de estas medidas se incluyen: evitar barreras arquitectónicas, mantener el nivel sensorial, adaptaciones técnicas, estimular la independencia de las actividades básicas de la vida diaria y de las instrumentales, así como monitorizar periódicamente los cambios en las mismas.
A nivel práctico habría que tener en cuenta los siguientes aspectos:
— Puertas: tener en cuenta la amplitud, el peso y la facilidad para abrirlas o cerrarlas.
— Habitaciones y pasillos: tener en cuenta su amplitud si es precisa la movilización en sillas
de ruedas o con ayuda de caminadores.
— Mobiliario: retirar los muebles que puedan interferir en la deambulación, así como colocarlos estratégicamente como ayuda o punto de apoyo durante la misma.
— Barandillas: uso en pasillos para apoyarse.
— Iluminación: adecuada, con interruptores en lugares accesibles y cómodos.
— Suelo: eliminación de alfombras, cables o cordones que favorezcan las caídas. Valorar el uso de superficies antideslizantes y rampas en lugar de escaleras.
— Lavabo: uso de barras de sujeción, elevadores en la taza del WC que favorezcan las transferencias, superficie antideslizante en la bañera, facilitar la entrada y salida de la bañera mediante asientos desplazables que permitan tomar el baño sentado, grifería de sencillo manejo.
— Higiene personal: adaptaciones en la esponja, peines y cepillos, cuidado de los pliegues, boca
y prótesis dentales.
— Vestido: sustitución de botones y cremalleras por velcros, prendas abiertas por delante y suelas antideslizantes en los zapatos. Para vestir la parte inferior del cuerpo será más fácil realizarlo en decúbito comenzando por la extremidad más discapacitada.
— Sillas: sólidas, pesadas, con respaldo alto y brazos.
— Cama: altura preferiblemente graduable o uso de tacos o colchones para modificarla según la persona.
— Cubiertos: adaptados según las necesidades del anciano y platos hondos de plástico y colores vivos en caso de déficit visual.
Prevención terciaria
La prevención terciaria incluye el tratamiento de complicaciones, como contracturas articulares, rigidez o anquilosis articulares, atrofia muscular, osteoporosis por inmovilidad y las alteraciones a nivel del resto de sistemas anteriormente mencionadas. Su prevención se inicia con el control postural que implica la alineación corporal de forma simétrica del cuerpo evitando posturas antiálgicas o viciosas, así como los cambios posturales cada dos horas inicialmente.
— Decúbito supino: suele ser bien tolerado por el paciente. La cabeza en la línea media sobre una almohada plana adaptada al cuello. El tronco debe estar recto, alineado con la cabeza y el
raquis y conservando la lordosis y cifosis fisiológicas. Las cinturas escapular y pélvicas equilibradas y horizontales evitando la asimetría de la pelvis. Para evitar las zonas de presión se podrán colocar almohadas bajo las piernas, muslos, área lumbar y cervical (si no hay contraindicación). Se colocará algún dispositivo para evitar la rotación externa de las EEII (extremidades inferiores) y la equinización de los pies (bajo trocánter mayor y plano de apoyo para los pies y/o arco para evitar el peso de la ropa sobre los dedos de los pies). De esta forma se evita la retracción del tendón de Aquiles y del tríceps sural y se asegura la posición plantígrada. Las EESS (extremidades superiores) se colocan en diferentes posiciones de forma alternante: hombro a 90º de abducción y leve rotación interna, codo a 90º de
flexión y antebrazo en leve pronación; igual que antes, pero con antebrazo en pronación completa; hombro en leve abducción, codo en extensión y antebrazo en supinación; muñeca en leve extensión, flexión de 45º de articulaciones interfalángicas y pulgar en oposición, abducción y leve flexión; con férula, leve dorsiflexión de muñeca, extensión de metacarpofalángicas e interfalángicas y pulgar en extensión y oposición.
— Decúbito prono: poco tolerado, reservado para conseguir la extensión completa de las caderas y aliviar la presión en las zonas posteriores del cuerpo. Dificulta la función respiratoria.
— Decúbito lateral: no deben mantenerse durante mucho tiempo por riesgo de úlceras por presión en trocánteres. Favorece la flexión del tronco, caderas y rodillas.
Los cambios posturales han de ser frecuentes, programados y regulares. Inicialmente cada dos horas y después ajustados a cada enfermo (según la aparición de eritema cutáneo). Además, también deben llevarse a cabo cuando el anciano está en sedestación (cogiéndolo por las axilas desde atrás y levantando los glúteos durante unos segundos).

Prevención de las caídas.
 Deberemos identificar las causas y los factores de riesgo de estas caídas y actuar sobre ellos, disminuyéndolos o eliminándolos en la medida de lo posible.                                 
Cuidados generales
 · Realizar un buen seguimiento del estado de salud y el control de la medicación del paciente.
· En caso de que el residente presente agitación, valorar la necesidad de cambio de tratamiento y/o utilizar contenciones mecánicas, en caso que sea estrictamente necesario.
· Es muy importante que los profesionales “no vayan con prisas”, no dejen a los residentes solos y que presten atención a lo que hacen.
Iluminación
· Buena iluminación en general (evitar áreas mal iluminadas.)
· Tener interruptores cerca de las puertas y de la cama, que estén accesibles
Se aconseja la instalación de “luces nocturnas”, que son pequeños pilotos que se encienden durante la noche.
En el baño
· Instalar barras de sujeción, tanto en el retrete y/o ducha, que ayuda a: incorporarse, agarrarse, levantarse y/o movilizarse.
· También resultan de gran ayuda los asientos / sillas en la ducha.
Suelos
· Evitar suelos irregulares, deslizantes y resbaladizos, con desniveles y desperfectos.
· El suelo debe mantenerse seco, hay que evitar que se puedan caer porque el suelo esté mojado.
· Eliminar obstáculos, aquellos elementos que puedan entorpecer la marcha, sobre todo en las zonas de paso.
Calzado
· Procurar utilizar zapatos cómodos, que sujeten bien el pie. Se deben evitar zapatillas.
· Es importante proveer un buen apoyo y amortiguación del talón, por lo que deben ser firmes.
· Además, se recomienda que las suelas sean antideslizantes.
¿Cuál es el calzado más adecuado?
Calzado ancho.
Ajustable con velcro preferiblemente, hay casos en que los cordones también pueden servir.
Suela antideslizante.
Tejido flexible.
Buena sujeción en el talón, evitar el calzado abierto por detrás.
Ligeros en cuanto al peso.
Que sean adecuados a la estación del año.
Evitar tacones.
 Con todo esto buscamos un zapato o zapatilla fácil de poner, que respete la forma de cada pie y que facilite la deambulación. De esta manera evitaremos caídas y las consecuencias que ello conlleva.Calzado adecuado para las personas mayoresLONGSUODI Artritis Ancho Zapatillas Zapatos de Grasa de pies ...
Pasillo
Es recomendable que el pasillo disponga de pasamanos/barandillas (al menos a un lado), en los laterales, para que los residentes puedan sujetarse y mantener más la estabilidad.
Dispositivos de ayuda
· Utilizar dispositivos de ayuda, tales como bastones y andadores, que ayudan a aumentar la base de sustentación y de apoyo.
· Dejar frenadas las sillas de ruedas.
· Barandas firmes y seguras en la cama.
· Evaluar la necesidad de la utilización de dispositivos visuales y auditivos (gafas y audífonos) y revisar su buen estado.

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