TÉCNICAS DE
VENTILACIÓN EN ADULTO, NIÑO Y ADOLESCENTE.
En el aire
que respiramos hay un 21% de oxígeno y nuestro cuerpo solamente usa una pequeña
cantidad, por lo que al exhalarlo aún contiene un 16% de oxígeno, por esto son
efectivas las ventilaciones boca a boca. Aunque por supuesto es mucho más
eficaz poder oxigenar con aire puro o con oxígeno realizando una RCP
instrumental. La
ventilación se realiza, según la edad.
Ventilación
en adulto.
Tras las 30
compresiones se deben dar 2 insuflaciones boca a boca con el objetivo de
oxigenar la sangre y que las células cerebrales no mueran.
Realización
de las ventilaciones
Las
insuflaciones o ventilaciones las debes hacer a la vez que realizas la maniobra
frente-mentón (para abrir las vías aéreas), pinzando la nariz (para que el aire
insuflado no se escape por ella) y mirando hacia el pecho (para ver que se eleva).
Realiza una
inspiración normal, luego sella bien tus labios alrededor de la boca de la
persona e insufla el aire suavemente hasta que el pecho se eleve, no más de un
segundo. No debes soplar mucho ni muy fuerte porque el aire se puede ir hacia
el estómago y provocar el vómito. Retírate para dejar salir el aire y comprueba
que el pecho baja. Vuelve a realizar otra ventilación.
Si el pecho
se eleva, las ventilaciones están siendo efectivas. Si no se eleva puede que no
estés realizando bien la maniobra o que las vías estén obstruidas. Pero no
insistas, solo se deben realizar dos intentos de ventilación e inmediatamente
continuar con el masaje cardíaco. La parada para las ventilaciones no debe ser
superior a los 10 segundos. Cuando toque de nuevo hacer las ventilaciones
fíjate si hay algún objeto en la boca y, si lo hubiera, sácalo usando el dedo
índice en forma de gancho.
Ventilación
en niños.
Para ello,
nos colocaremos de rodillas junto a la cabeza del niño y seguiremos los
siguientes pasos:
Abrir las
vías aéreas.
Tapar la
nariz del niño con los dedos índice y pulgar con la mano que está sujetando la
frente manteniendo la extensión del cuello.
Inspirar
profundamente.
Colocar
nuestros labios alrededor de la boca del niño.
Hacer 5
insuflaciones de rescate (soplos) uniformes hasta comprobar que el tórax del
niño se eleva. Retirar la boca para tomar aire y observar que el tórax vuelve a
bajar. Entre cada insuflación debemos mantener la posición de la cabeza y las
manos, pero debemos retirar la boca para facilitar la respiración.
El número de
respiraciones será de 12 a 20 por minuto. En el niño y lactante, se comienza
con un minuto de RCP y, además, comienza con 5 respiraciones.
Mientras se
realizan las insuflaciones de rescate, deberemos comprobar si provocan alguna
respuesta en forma de movimientos, respiraciones o tos. Si no conseguimos que
entre aire, deberemos sospechar que algún objeto está obstruyendo las vías
respiratorias.
Ventilación
en lactantes.
La
ventilación se realiza con dos insuflaciones de aire al bebé (aunque hay normas
que indican que han de ser cinco insuflaciones), elevando ligeramente el mentón
del bebé, y abarcando con nuestra boca su boca y nariz (en los adultos se hace
boca a boca, pero esto es imposible en la cara tan pequeña del bebé).
De este
modo, introduciremos aire en los pulmones del bebé por su nariz y boca mediante
una insuflación profunda y larga (si lo hacemos correctamente, observaremos
cierta elevación del tórax).
Cada 30
compresiones se procederá a dos insuflaciones de aire, y se debe continuar con
estos procedimientos hasta que los latidos cardíacos y la respiración del bebé
retornen o llegue personal médico entrenado.
Si hay más
de una persona atendiendo al bebé, lo ideal es que se turnen cada dos o tres
minutos, unos cinco ciclos (30 compresiones, 2 respiraciones por cinco) para
reponer fuerzas y evitar la extenuación.
No sabemos
si lograremos sacar al bebé de la parada, pero nuestra maniobra irá provocando
que la sangre circule y oxigenado el organismo del bebé, para evitar que se
deteriore rápidamente como sucedería si permanecemos inmóviles, una situación
en la que probablemente, según lo que tarden los servicios de emergencia, ya no
habría nada que hacer.
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